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lunes, 5 de mayo de 2008

Deco y Eto’o se borran del clásico

A ningún jugador le gusta hacerle el pasillo de campeón al máximo rival, pero no se puede abandonar a los compañeros. Algunos lo han hecho para el clásico

Parece que Deco y Eto’o quieren afrontar la recta final de la temporada a la carta

Parece que Deco y Eto’o quieren afrontar la recta final de la temporada a la carta

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Juan Manuel Díaz
Perdidos los títulos, en el Barça se acumulan las deserciones. No son masivas, pero sí muy significativas. El compromiso, que a algunos se le escapaba por la boca no hace mucho, flojea cuando toca visitar el Santiago Bernabéu en vísperas del alirón blanco. Debe ser que no apetece jugar un clásico cuando posiblemente se tendrá que saludar al campeón.

Desaparecido en combate Ronaldinho de Assis desde hace meses, ayer fueron Deco de Souza y Samuel Eto’o los que decidieron ahorrarse el ¿penúltimo? mal trago de la temporada. El brasileño y el camerunés recibieron dos tarjetas absurdas en sendas acciones fuera de lugar pese a que estaban avisados de que un desliz de este tipo les supondría no jugar contra el Madrid.

En el minuto 25 de la primera parte, Deco se tomó la justicia por su mano y le soltó una patada a Marchena. Un poco antes, el valencianista había propinado un balonazo a Eto’o y el brasileño ya le había buscado las vueltas, pero Undiano Mallenco se había limitado a advertirle verbalmente. Tras la dura entrada, no le quedó más remedio que sancionarle.

Nada más arrancar el segundo tiempo, en el minuto 46’, Eto’o le soltó un plantillazo a Silva en una jugada lejos de la zona de peligro, en una jugada intrascendente. El árbitro le mostró la amarilla al delantero camerunés.

Hasta aquí, los hechos. Vayamos a las palabras. Tras el 6-0, casi todos los jugadores tuvieron ganas de hablar. Al parecer, Deco explicó a TV3 que “yo no sabía que estaba a una tarjeta de la sanción y me enteré de que no podría jugar el partido del Bernabéu en el descanso, al llegar al vestuario”.

Por su parte, Samuel Eto’o también dijo que el clásico “es el partido que quieres jugar, es un bonito partido y perdérselo...”. El camerunés afirmó que “no sabía que tenía cuatro amarillas, me enteré en el descanso al hablar de la tarjeta de Deco. Quedamos que había que jugar con más calma”. Y sobre la jugada de la falta consideró que “no esperaba que en esta jugada me enseñarían una tarjeta. Me da muchísima rabia pero intentaré animar a mis compañeros desde casa”.

A continuación, le tocó a Frank Rijkaard hablar sobre el asunto. Al principio, cuando no conocía las declaraciones de sus jugadores, volvió a dar la cara por ellos, una vez más. “Son cosas que pueden pasar. Han jugado un partido importante para el equipo, pero es así. Son cosas que se pueden avisar y hablar”.

Sin embargo, al holandés se le acabaron las contemplaciones cuando le explicaron que Deco y Eto’o habían dicho que no sabían que estaban a una tarjetas de la suspensión. “Eso no es verdad, sí lo sabían; ¡Vamos, hombre! Hemos hablado de ello antes del partido y otra vez en el descanso”, aclaró, y su rostro reflejaba claramente el disgusto que sentía por la nueva falta de compromiso de algunos de los integrantes de la plantilla por los que ha dado la cara una y otra vez en los últimos años.

No hace falta irse demasiado lejos. Ni tan siquiera a la monumental rajada de Samuel Eto’o en Villafranca y que dinamitó el vestuario hace algo más de un año. Basta recordar que en las vísperas de la eliminatoria frente al Manchester United, Eto’o dijo que dejaría el Barça si no volvía a ser un club que gane títulos.

Unos meses antes, el 23 de diciembre, Rijkaard había claudicado una vez más y había aceptado alinear en el once inicial a Deco y a Ronaldinho pese a que ambos estaban renqueantes a causa de sus recientes lesiones y su forma física distaba de ser la mejor para afrontar un duelo del nivel del clásico. El técnico confió en ellos, como siempre, pero la actuación de ambos fue decepcionante. El Real Madrid se impuso 0-1 y abrió una brecha que después ha resultado insalvable para el equipo.

¿Y recurrir las tarjetas?

Quizás esa flojera de manos de Rijkaard haya condicionado su futuro en blaugrana. Al Barça seguro que le ha costado más de un título. El holandés, con sus aciertos y sus errores en el plano técnico, siempre se mostró como un gestor del vestuario comprensivo y tolerante. Al final, excesivamente tolerante, vistas las circunstancias. Ha dado la cara por sus futbolistas cuando algunos de ellos estaban faltando gravemente a sus deberes como profesionales y el pago ha sido, habitualmente, dejarle al pie de los caballos. Ayer, Frank ya no pudo soportar la idea de cubrir, una vez más, una mentira de tal calibre.

La situación es ésta: los mismos que en la temporada 2005-06 se coronaban como reyes de Europa al derrotar al Real Madrid por 0-3 en el Santiago Bernabéu, no han querido ahora ir a jugar un clásico en el que el resto de sus compañeros tendrán que pasar por la humillación de hacerle el pasillo al flamante campeón de Liga. ¿Qué le queda por hacer al club? ¿Quizás recurrir las tarjetas y si les perdonan incluirles en el once inicial?

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