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jueves, 22 de noviembre de 2007

La junta del Barça da un último aviso para todos

RIJKAARD SABE QUE LAS NOTAS NO SE PONDRÁN EN JUNIO


La directiva, harta de la indolencia, ha puesto un ultimátum. Técnico y jugadores ya saben que están ante su última oportunidad

Rijkaard, durante el entrenamiento de ayer

Rijkaard, durante el entrenamiento de ayer

Santi Giménez
Fiel a la teoría de los vasos comunicantes que hace tiempo que parece gobernar el club y según la cual hay días que el equipo sostiene a la entidad y otros en la que es la política institucional es la que soporta a un grupo de estrellas que juegan a fútbol, a Rijkaard le ha llegado la hora de aplicarse su propia receta.

Si hace menos de dos semanas el técnico holandés le decía a sus jugadores que su paciencia tenía un límite, ayer fue la junta directiva la que le aplicó el mismo cataplasma al entrenador. Después de que Edmílson evidenciara la molicie que impera en el día a día barcelonista, a la junta se le han hinchado las narices y ha lanzado el ultimátum. Tocan a degüello en el Camp Nou. “Este año, las notas no se pondrán en junio. La evaluación es continua y, de momento las cosas no marchan como se esperaba”. Esta frase a un mes justo de las vacaciones de Navidad y con dos visitas pendientes a Montjuïc y a Mestalla ya sería concluyente, pero teniendo en cuenta que dentro de 30 días el Real Madrid visita el Camp Nou, suena a definitiva.

La junta directiva ya le ha hecho llegar al técnico y a sus colaboradores que el crédito de las dos Ligas y de la Champions se ha esfumado por el sumidero de la indolencia. Hace tres meses se detectaron unos problemas; se advirtió del peligro y se recetaron remedios pero el equipo sigue tropezando en la misma piedra.

La autocomplacencia sigue siendo el principal forúnculo de una plantilla consentida que no da síntomas de reacción y que supura debilidad. La sensación de los directivos es la de que están repitiendo curso y siguen suspendiendo las mismas asignaturas que hace un año.

La crisis tiene una lectura para la junta, que ha llegado a un punto en el que no se admiten dobleces y otro para el vestuario. Son dos mundos que hablan idiomas diferentes. En la sala de juntas, la situación ha llegado a un punto insostenible y las palabras de Edmílson denunciando que hay “ovejas negras” son más un síntoma de que la maquinaria sigue estropeada que de que se ha abierto una nueva vía de agua. Es la constatación de que el problema sigue ahí.

En cambio, para el vestuario se ha abierto un frente que es casi sagrado. Más allá de los códigos internos que se puedan redactar en los despachos, existe una ley que desde tiempos inmemoriales rige cualquier vestuario.

Cuando los jugadores la explican dicen que “la ropa sucia se lava en casa”. Otra manera de explicarla es la de un internacional consagrado que ayer resumía el momento que vive el Barça diciendo que “si no tienes respeto al tipo que ves desnudo a tu lado cada día del año, es que algo falla”.

Y está claro que Edmílson ha evidenciado que algo falla. Ayer, en el vestuario, el brasileño se llevó lo suyo. No obstante, lo peor ya lo había pasado cuando Deco le dijo de todo un día antes. Por tanto, no hizo falta un consejo de guerra demasiado largo. El jugador brasileño, que también es perfectamente consciente de que muchos de los pecados que achaca a las ‘ovejas negras’ se los podría aplicar a su persona, pidió perdón al grupo por haber roto la ley de los que se ven desnudos cada día. Les había dejado en pelotas y eso, no se hace.

No obstante, el fondo de la ‘rajada’ de Edmílson es difícilmente discutible. Si hemos de tomar un símil bíblico, no hay muchos que puedan estar libres de pecado para tirar la primera piedra. Esta hipótesis, empieza a ganar terreno en una sala de juntas que más que contar ‘ovejas negras’ empieza a ver que es más fácil contar las blancas.

Edmílson tuvo ayer un día difícil. Alguno de sus compañeros le llegó a decir que si hubiera dicho eso en otro equipo, en otras circunstancias y en otro vestuario, la plantilla le hubiese ajustado las cuentas como dragones. Desde el entrenador hasta el último utillero.

También ex jugadores como Larsson se pusieron en contacto con algunos miembros del vestuario alucinando con el incendio que se estaba liando en el Camp Nou.

Ha sonado el último aviso para técnicos, jugadores y también para los que llevan traje. Se avecina un mes clave. El Barcelona afronta un calendario de órdago en el que las citas inminentes tienen tanto valor deportivo como sentimental.
En el horizonte barcelonista se avecina el Valencia, el Espanyol y el Real Madrid, que visita el Camp Nou dentro de un mes.

Esta vez, las notas no se van a poner en verano. La evaluación definitiva llegará en diciembre y Rijkaard y los suyos lo saben. La junta está harta. Tienen la sensación de que les están tomando el pelo y que hay que tomar decisiones. No hay paciencia que valga.

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