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domingo, 11 de noviembre de 2007

El Almería perdona a un triste Atlético

LOS DE EMERY LO HICIERON TODO BIEN, PERO LES FALTÓ PUNTERÍA


JUAN JOSÉ ANAUT La Liga en juego: Almería - Atlético

A Emery le ha mirado un tuerto. Después de dar la talla ante los más grandes, sólo ha sacado un punto en claro. Dio guerra a Valencia, Real Madrid y Barcelona, pero entre la mala suerte, las actuaciones arbitrales y el miedo a ganar, los almerienses se fueron de vacío. Y ante el Atlético les pudo pasar lo mismo. Dominaron con suficiencia, tuvieron ocasiones, fallaron un penalti y sólo el larguero de la meta de Cobeño les salvó de quedarse con la misma cara que en los otros encuentros cuando una falta de Antonio López se topó con el travesaño en el minuto 92. Habría sido un castigo excesivo. Una auténtica jugarreta del destino.

Y es que los almerienses salieron lanzados a por un Atlético que pagó en exceso la ausencia de Raúl García, reemplazado por un cándido Cléber Santana. Melo y Soriano se merendaban al brasileño y Maniche apenas podía tapar los huecos huérfano de su compañero de fatigas. Con el mediocampo perdido, ya que Reyes y Simao ni atacaban ni defendían, la defensa volvió a sufrir horrores. Un primer aviso de Crusat, que Negredo envió fuera a puerta vacía, dio paso a la gran ocasión de los rojiblancos.

Crusat entró en velocidad en el área y Seitaridis, inocentemente le derribó. Penalti sin discusión. Tan claro como absurdo. Melo se aprestó a lanzarlo a la derecha de Leo Franco, que acertó la dirección, dejando el rechace muerto para que Negredo, ante la sorprendente pasividad de los defensas, rematara de cabeza a bocajarro encontrándose de nuevo con el meta argentino, cuyo rechace de nuevo quedó en los pies de Uche, que remató fatal a las manos del portero cuando se cantaba el gol. La empanada de los zagueros cobraba dimensiones exageradas.

El error en lugar de hundir a los locales les espoleó y en la siguiente jugada, Crusat volvió a sentar a su par, centró y Uche estrelló el remate en el larguero. El estadio Juegos del Mediterráneo era una fiesta a la que sólo le faltaban los goles.


Un Atlético más despierto

La reanudación pareció devolver a un Atlético más despierto, que nada más comparecer pudo hacer el 0-1. Perea, desplazado a la banda derecha tras resentirse Seitaridis de sus problemas en el tendón, centró raso para que Maxi rematara dentro del área, pero su disparo se topó con Carlos García, que evitó el gol.

Fueron fuegos de artificio, porque minutos después una acción de Negredo acabó en el palo de Leo Franco y el rechace le quedó a Uche a placer, que empalmó contra un defensa atlético.

Tanto fallo hizo mella en la moral almeriense, que poco a poco se fue diluyendo. El Atlético, que bastante agradecía el empate, reforzó el mediocampo con la salida de Motta, que debutaba con el conjunto madrileño tras superar su lesión. Sólo los destellos de Agüero ponían algo de mordiente en el ataque visitante. Una jugada suya dentro del área en la que Acasiete le tocó pudo acabar en penalti si hubiera imitado a otros jugadores menos deportistas, pero siguió y su intento de vaselina se quedó en las manos de Cobeño. Finalmente, un control en la frontal le sirvió para sacar una falta ante tres rivales en el 92'. Antonio López lanzó el golpe franco y lo estrelló en el larguero. Habría sido un premio-castigo inmerecido.

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