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sábado, 17 de noviembre de 2007

Un 7 sin miedo a la sombra de Raúl

DAVID VILLA: 'NO ME DA MIEDO ESE DORSAL, SIEMPRE HE JUGADO CON ÉL'


David Villa dedica un gol con España a la afición. (Foto: REUTERS)
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David Villa dedica un gol con España a la afición. (Foto: REUTERS)

Actualizado sábado 17/11/2007 12:14 (CET)
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CARLOS E. CARBAJOSA | JESÚS ALCAIDE

MADRID.- El pasado 6 de junio marcó dos goles en seis minutos. Fue en Liechtenstein. Fueron sus últimas dianas con la selección. Era un tiempo en que su curva de popularidad estaba en todo lo alto. David Villa (Langreo, 1981). Un día sí y al otro también aparecían en los medios de información presuntas ofertas de los clubes más grandes de Europa. El Guaje ponía ojitos y cara de no saber nada cuando se le preguntaba. Estaba en la cresta de la ola. En vivo: España-Suecia (22 h.) [Previa gráfica]

Cuando anotó aquéllos dos tantos no había pasado ni un año desde que Raúl había caído en desgracia. Su dorsal, que muchos de los internacionales españoles no quisieron coger, lo enganchó el valencianista. "Respeto muchísimo a Raúl y sé lo que significa en la historia y en el presente del fútbol español, pero a mí no me da miedo coger el 7. Siempre he jugado con ese dorsal".

Aquel gesto fue para muchos su salto definitivo a la cima y sin complejos. Si no surge ningún contratiempo físico, él será el delantero de la selección esta noche en el lugar donde siempre suele estar muy bien.

Villa ha marcado 12 goles en los 26 partidos internacionales que ha disputado con la selección. Inmediatamente antes que hacerlo, por dos veces, en Liechtenstein, había anotado otro, y magnífico, en un sitio muy especial para él. ¿Se imagina cuál? Efectivamente, el Bernabéu. ¡Un tipo con el número 7 marcando en el Bernabéu y no es Raúl!

Por aquel entonces, la repetida ausencia del gran capitán de las listas de Luis había propulsado a Villa a un rincón cercano a la polémica. Naturalmente, él no quería saber nada de eso, pero a muchos les pareció poco menos que una osadía que el asturiano se atreviera a llevar ese dorsal en casa del máximo goleador histórico del conjunto nacional.

El tiempo ha pasado y a David Villa ya se le mira de otra manera. Se puede decir que se ha ganado el derecho no sólo a lucir ese dorsal, sino además a poder fallar con él. "Yo ya no pienso en nada de esto. Al principio sí que había presión sobre mí por este motivo, pero la gente del fútbol sabe que estas cosas no se pueden alargar mucho en el tiempo. Raúl seguirá siendo, pase el tiempo que pase, uno de los jugadores más emblemáticos de España", afirma.

Recién salido de una lesión, Luis dudó incluso de convocarle para el partido de esta noche. Si hubiera problemas de última hora, ahí está, esta vez sí, Raúl (Tamudo).

El polémico mago de Malmoe

Zlatan Ibrahimovic durante un entrenamiento de Suecia previo al encuentro con España. (Foto. EFE)
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Zlatan Ibrahimovic durante un entrenamiento de Suecia previo al encuentro con España. (Foto. EFE)

"Hoy en día sólo daría mi mano por ver a un jugador concreto con la camiseta del Milan. Por desgracia está en el Inter y antes jugó en la Juve, pero la vida es muy larga". Silvio Berlusconi siempre ha demostrado buen gusto futbolístico y el sueco de ascendencia bosnia se ha convertido en su gran fijación porque considera que sus malabarismos no están al alcance de nadie. Ibrahimovic es la bandera de la seleción sueca que tratará de arrancar en el Bernabéu el punto que les falta para la Eurocopa.

Si fuera por lo que ha hecho hasta ahora en su selección, Ibrahimovic, al que conocían como Abracadabra en su barrio de Malmoe por sus trucos con el balón, no debería ser una amenaza letal. Lleva ya dos años sin marcar un gol con la nacional y se ha perdido la mitad de la fase de clasificación por sus diferencias con el técnico, Lars Lagerback. Tras llegar tarde a una concentración fue expulsado junto a otros dos compañeros. Ellos volvieron, pero Zlatan, sobrado vanidad, decidió que no volvía. Tardó seis meses en regresar.

En el equipo nacional sólo marcó diferencias en la anterior Euro frente a Italia, cuando consiguió un espectacular gol con la espuela. Ese tipo de perlas han sido más habituales en los clubes a los que defendió con malabarismos impropios de un tipo de 1,92 de altura. El Ajax pagó al Malmoe ocho millones por su fichaje, anticipándose al Arsenal de Wegner, que le había echado el ojo. Tres años después, la Juve se descolgó con una oferta de 19 millones. "Creo que definitivamente he escapado de la cárcel", dijo entonces.

Y es que el barrio de Malmoe en el que nació lo tiene todo para que hubiera acabado en un reformatorio. Su padre, bosnio musulmán, y su madre, craota, le inculcaron la necesidad de dedicarse al deporte. Se arrancó con el taekwondo, que le ha venido bien para algunas de las broncas en las que se ha metido. Pero el fútbol acabó rescatándole. No lo hizo mal el día que se presentó a la prueba con el Malmoe. Marcó ocho goles en 45 minutos.

Se ha ido calmando con el paso de los años, aunque en Amsterdam aún recuerdan su empeño en disfrazarse de policía y poner multas en una carretera secundaria. Tiene un enfrenatamiento abrupto con un sector de la prensa, pero la afición le idolatra y hasta se han publicado varios libros basados en su figura. Esta en marcha una película para la televisión con la historia de su vida. Tras el Ajax y el descenso administrativo de la Juve firmó por el Inter. Cumple su segundo año y mantiene unos aceptables registros goleadores. Con la fantasía, además, por bandera.

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